Biografía de Sándor Ferenczi por Juan V. Gallardo C.
Director de Indepsi
El
drama pasional
Alrededor de sus 31 años,
Ferenczi inicia una relación amorosa con Gizella Palos, dando origen así a uno
de los capítulos mas desgarradores en su vida. Desgarrador por que
testimoniaría con su propia vida aquello que todos sabemos desde siempre: que
la "compulsión a la repetición" y el "retorno desde lo
inconsciente" se sitúa exactamente en el lugar de donde surge la única
opción de trascender la propia historicidad, aprender de la existencia y
posicionar, desde la aceptación del "principio de realidad" frente al
"principio de placer" que aspira a desmentir las experiencias
dolorosas vividas, nuestra imposibilidad de huir del impacto que el brutal
encuentro con lo real produce. Desgarrador por que lo situa en el epicentro de
una estructura común a todos los terapeutas: su historia, su propio edipo, sus
propios conflictos afectivos (Roazen, P.,1975), y él con su denuncia brutal
moviliza todas las fuerzas de lo colusivo, del acallamiento, de lo desmentido.
Finalmente desgarrador, por que devela descarnadamente ese mismo "Edipo",
ya no como metáfora útil en el escenario analítico, sino como estructura
"arquetípica" de las vicisitudes de lo humano en la búsqueda de un
real encuentro afectivo adulto, más allá de la retórica y la discursividad: la
resolución del amor frustrado a la madre y al padre, la renuncia a los
fantasmas gratificadores alucinatorios del amor, la renuncia a poseer el
"imago" encarnado en reflejos de realidad de la madre, la renuncia al
parricidio paterno y a la fantasía inconsciente que lo cree posible y, finalmente
la aceptación de la castración, en el reconocimiento de la imposibilidad de
ocupar el lugar del padre y la aceptación de que lo real posee ese algo
inalcanzable, incognoscible e incontrolable que es la mismidad del otro.
La relación de Sándor con
Gizella, se inicia alrededor de 1904, ella a los 39 años, es ocho años mayor
que él y está casada con Géza Palos, con quien tiene dos hijas: Elma y Magda.
Geza es un hombre enfermo y rehusa divorciarse de Gizella por lo que la
relación se moverá dentro de la clandestinidad. Siete años después en Julio de
1911, cuando Sándor tiene 38 años y Gizella 46, Elma Pálos, la hija mayor de
Gizella, joven de 24 años, atractiva pero sentimentalmente inestable, se
encuentra seriamente deprimida después del suicidio de su amante, por lo que
decide consultar a Sándor. Ferenczi se siente intensamente enamorado de ella y
comunica a Freud "una casi segura involucración", en la medida que
percibe el fracaso de su "neutralidad analítica". El "análisis"
rápidamente va quedando fuera de control y Ferenczi, confundido y entrampado
entre sus intereses tanto por la madre como por la hija, acude a Freud con la
intención de que éste tome a Elma en análisis, cosa que Freud, después de
cierta resistencia, decide aceptar e inicia en noviembre de 1911, en Viena.
Este complejo escenario,
públicamente silenciado durante largo tiempo, pero sin duda vox populi en su
epoca (Erös, F., 1989), en el cual Jones se escudó para sustentar la parcial y
malintencionada versión de Sándor Ferenczi, y que permaneció acallado por casi
60 años -más por instigación de los herederos de Freud que los de Ferenczi-
solo recientemente se ha hecho público en las Correspondencia Freud/Ferenczi
(Haynal, A., 1992) . De tal suerte, surge en la actualidad una serie de retos a
la hora de entender correctamente las significaciones implícitas, tanto en lo
estrictamente humano, en lo terapéutico, como en la individual evolución de
Ferenczi. ¿Puede ser esto entendido como un drama amoroso?, o ¿acaso surge como
el entrecruce de lo amoroso con las vicisitudes de procesos
contratransferenciales perversos? ¿Es la inevitable disolución de una
trasferencia narcisista de Ferenczi desplegada en un escenario donde el saber
analítico aun no había incursionado? o bien, como se ha pretendido plantear,
¿es la "exoactuación" de un terapeuta falto de control y antiético?,
hipotesis esta última que posteriormente será instrumentalizada para
estigmatizarlo como una amenaza potencial a la hegemonía del psicoanálisis.
Resulta difícil plantear respuestas en este momento, y solo cabe afirmar que el
futuro esperará análisis serios, profundos, criteriosos que intenten dilucidar
la estructura de este triángulo -cuarteto si consideramos el rol que Freud
habría de jugar en su resolución-, con miras a ofrecer referencias del trayecto
desarrollado por el pensamiento de Ferenczi para entender la estructura de lo
fronterizo, de la transferencia y contratransferencia en sus manifestaciones
más complejas (fronterizas, narcisisticas, perversa y psicóticas).
Gizella estaba dispuesta a
renunciar a ese vínculo por la felicidad de ambos, Elma y Sándor, ella no puede
darle hijos y esto constituye un deseo por él profundamente anhelado, Ferenczi
fluctúa entre sus dudas sobre su elección entre ambas mujeres. Freud analiza a
Elma por tres meses, y al término de este Ferenczi retoma el análisis de Elma
por cinco meses más. Tiempo en que puede incorporar la interpretación de su
"propio complejo maternal" y ponerla al servicio de Elma logrando
separarse afectiva y analíticamente de ella. Elma viajará entonces a Estados
Unidos donde se casa con el norteamericano Laurvick, al poco tiempo después.
Todo el evento dejará una profunda huella en Ferenczi, que retornará
secuencialmente en el tiempo. Sándor se casa con Gizella en 1919, cuando tiene
46 años y ella 55. "La convivencia entre ambos jamás se repondría de esta
crisis, Gizella herida, sintiéndose ella misma dividida entre su amor a
Ferenczi y su amor maternal" (Bokanowski, T., 1997, p. 16).
Triángulo complejo, que se
resuelve a la vez que se perpetua fantasmagóricamente en la vida de Sándor, en
virtud de un Freud, padre opinante del "querido hijo", Freud
terapeuta del amor fantasmático, instaurador de la realidad en la elección del
objeto real (continente de pulsiones sádicas hacia una madre originaria
narcisista), y que inaugura el retorno de las pulsiones hostiles hacia un padre
tempranamente muerto y por tanto, cruelmente abandonador. Más en este lugar,
padre que lidiará intensamente por sus intereses refrenando el despliegue del
"retorno inconsciente" de la ambivalencia hacia el padre amado, pero
también resentido por su pasividad ante el objeto materno, padre que no
castrará a su hijo sino que, desde la confrontación de las potencias fálicas,
lo incitará a la renuncia del poder fálico infantil imaginario, que signifique
la dura aceptación de la propia castración infantil, tan gráficamente
significada en la metáfora de "con la ayuda de las paredes contráctiles
del recto era obligado a moldear para sí mismo un órgano masculino -el miembro
del adversario odiado conscientemente- con el material plástico de los
omnipresentes contenidos rectales que no podría remover por sí mismo"
(Ferenczi, S., 1919k, p. 95).
La
disidencia
Una historia de esta
intensidad, necesariamente ofrecería el material para ver disidencia y
conflicto a quien quisiera encontrarlos, sin embargo cabe preguntarse si estos
habrían sido tales. Empezamos a saber de las convergencias y divergencias de
ambos autores a través de sus 25 años de amistad, tanto en lo teórico, lo
técnico como lo clínico, pero solo más recientemente estamos alcanzando una
visión de conjunto que nos permita comprender el cúmulo de datos para elaborar
un análisis que devele al objeto de conocimiento al que tratamos de llegar, más
que las características del sujeto que intenta develarlo. Desde esta
perspectiva cabe preguntarse si una relación con estos niveles de intimidad y
humanidad podría haber sido posible sin que en ella no se hubieran expuesto
conflictos típicamente humanos. Sin embargo hablar de "disidencia" o
"vicisitudes al interior de una relación" implica ya tomar postura,
sea esta ver lo que no existe y se desearía que hubiese existido, o fuera el
deseo de negar lo que existió para preservar la idealidad de los objetos.
Históricamente se ha optado
por lo primero, fragmentando ciertos datos y considerando por un lado hechos
tales como: las admoniciones de Freud a Ferenczi, la censura del primero a la
técnica del beso (Küsstechnike), sus severas alusiones a una "segunda
adolescencia", sus demandas de no publicación de uno u otro material, o
sus comentarios acerca de un Ferenczi que "ya no estaba entre
nosotros", hasta el descarnado "gesto de la mano extendida"
(Erös, F., 1989), en tanto que por el otro, los comentarios de Ferenczi a Groddeck,
sus reproches a Freud por su transferencia no elaborada o mal contenida, sus
quejas de un Freud ya no disponible para él, o su en definitiva defensa de las
divergencias teóricas a las que en conciencia y a partir de su "no hay un
derecho superior a la verdad" no podía renunciar.
No obstante al momento
actual de la comprensión de dicho vinculo, solo nos queda partir de la
conciencia de la existencia de distintos tipos de discursos que atraviesan e
intentan dar cuenta de un hecho real, pudiendo hablar de discursos esquizoides,
orales, anales, fálicos, histéricos o genitales; y por otro lado de distintos
dominios de discursividad: lo genital, lo neurótico, lo fronterizo o lo
psicótico, para intentar un esfuerzo de resituar los datos en un orden comprensivo
que nos ilumine la estructura real de dicha relación. Tarea pendiente aún, la
que nos remite a una cierta cautela, que bien podría suspender todo juicio
transitorio en espera de desarrollos más completos y abarcativos del cumulo de
datos, que hoy por hoy empezamos a recabar. Tal vez solo en ese momento podamos
dimensionar si dichas divergencias pueden equipararse a aquellas precedentes
como la de Fliess, Jung, Adler, Stekel, Rank u otros (en las cuales lo teórico
viene a aparecer como el escenario en el cual se despliega "la
transferencia en vida" liderada por la "compulsión a la
repetición", lo que sugiere una instrumentalización de la relación) ; o si
por el contrario revelan posiciones ideológicas, hegemónicas, estratégicas, que
colisionan gradual o definitivamente un vínculo particular a partir del
despliegue de intereses individuales (en las cuales lo teórico viene a aparecer
como "un escenario más de la vida" liderado por las humanidades
particulares, sugiriendo vicisitudes de una relación) pero que no cuestionan
fundamentalmente la relación a pesar de que transitoriamente la tensionen o
lesionen.
Ferenczi, ya desde 1908,
año en que conoce a Freud publica su primer artículo psicoanalítico
"Psicoanálisis y Pedagogía", que durante su vida solo sería publicado
en húngaro, y que sería sistemáticamente ignorado y luego olvidado. En él
podemos encontrar "un anticipo de las posiciones que Ferenczi adoptará en
el movimiento psicoanalítico" (Balint, M., 1968, p. 14) conteniendo ideas
que aun hoy en día parecerían osadas, y antecediendo a un cumulo de
proposiciones teóricas que surgidas de su pluma vendría a enriquecer el acerbo
del discurso psicoanalítico, aunque no a oscurecer las definiciones
fundamentales de dicho discurso: Freud reconoce la participación de Ferenczi en
una serie de problemas fundamentales, y Ferenczi expresa sistemáticamente su
gratitud al influjo de Freud en su constante producción teórica. Pero Ferenczi
era un teórico innovador y profundo, un clínico con un talento poco común, que
inevitablemente derivaría a cuestionar profundamente los parámetros técnicos en
los cuales se fundaba la clínica analítica de ese entonces, "ofreciendo
una serie de concepciones teóricas y técnicas que estarían al origen de una
renovación y una mutación de ciertos parámetros teorico-técnicos allí
establecidos" (Bokanowski, T., 1997, p.6).
En el límite de las
innovaciones técnicas de Ferenczi, al explorar las implicancias de los aspectos
transferenciales y contratransferenciales que invadían el espacio
psicoterapéutico, se encuentra la propuesta de la "técnica activa"
inaugurando la fuente de una profunda discrepancia que en el tiempo
conflictuará la relación entre estos dos grandes teóricos. Dicha propuesta si
bien inicialmente apoyada por Freud, rápidamente conduciría hacia la
consideración de la problemática del fenómeno de la repetición, la regresión y
la exoactuación suscitando -incluso más allá de la conciencia de Freud de lo
correcto de la propuesta técnica- los temores de que ella lesionara la
consolidación del movimiento psicoanalítico al ser aplicada por sujetos no
idóneos e inexpertos. La "técnica activa", derivará en la
"técnica de la tolerancia y la indulgencia", para finalmente conducir
al "análisis mutuo"; en tanto que en lo teórico se abocará a la
temática del "trauma y el traumatismo" manteniéndose anclado a la
abandonada primera teoría del trauma.
Más un análisis de la
trayectoria teórica de Ferenczi, no se condice con la hipótesis de una
disidencia entre Freud-Ferenczi. Si se considera la evolución de sus ideas a
partir de un primer periodo de contribución a los descubrimientos freudianos
(1908-1914), en la cual observamos un Ferenczi aportando con conceptos claves
para el andamiaje psicoanalítico -tales como: la introyección (1909), la
transferencia (1909), los sueños (1909), el desarrollo y sentido de realidad
(1913), el edipo (1912), la homosexualidad (1914), los símbolos (1913), el
dinero (1914) entre otros-; observamos que más allá de estos seis primeros años
se inicia un otro periodo de desarrollo de su pensamiento y obra (1914-1925).
En este progresivamente se configura un pensamiento estrictamente
psicoanalítico, que si bien consensuado con el pensamiento freudiano conlleva
el germen de una corriente de pensamiento autónoma y personal que cuestiona
permanentemente los efectos de la cura psicoanalítica, incursiona en espacios
teóricos y técnicos originales, y propone diferentes alternativas en relación a
la técnica (1919) y a su aplicación en distintos cuadros clínicos:
homosexualidad (1914), histeria (1919), la hipocondría (1919), los tics (1921),
los hábitos sexuales (1925), entre otros. Este periodo que finaliza con la
publicación de su obra "Thalassa: psicoanálisis de los orígenes de la vida
sexual" (1924) "conlleva plenamente la impronta de su originalidad y
marca un cambio de giro en la evolución de su pensamiento" (op. cit., p.
33), y da paso al tercer periodo de cuestionamiento y concepción de nuevos
conceptos, en el que decididamente el pensamiento ferencziano alcanza otras
estaturas, no totalmente concordante, no totalmente divergente, del pensamiento
de su mentor. Las propuesta psicoterapéuticas indicativas de la evolución de su
técnica, así como sus propias autocríticas en el limite de la eficacia de
ellas: análisis activo, la relajación y la neocatarsis, y finalmente el
análisis mutual, se acompañan de diferencias de énfasis en la continuidad del
pensamiento freudiano, pero no así del pensamiento psicoanalítico, tal como el
progreso de la teoría y técnica psicoanalítica lo ha venido a demostrar en las
ultimas décadas (Furer, M., 1995).
Desde esta perspectiva, los
planteamientos de una disidencia entre Freud y Ferenczi, perfectamente pueden
ser sustituidos por la hipótesis del entrecruzamiento biográfico de dos
historia extraordinarias, articuladas a la luz de una profunda vinculación
afectiva, reflejo arquetípico de las vicisitudes existenciales de una
dialéctica parento-filial, en la que la deriva última revela la resolución
edípica en su más cruda humanidad. Un hijo que pospone su trascendencia antes
que matar a su padre (y por tanto desmentida del parricidio original) y un
padre testimoniador de su lucha por conservar la primigenia, sin castrar ni
anular la savia nueva que iluminará el tiempo por venir.
El
teratoma
Ferenczi a lo largo de su
vida, vio progresar en sí, una seguidilla de trastornos somáticos, que a la luz
de su relación causal con eventos significativos de su existencia, uno se ve
tentado a considerar como expresiones psicosomáticas: después del viaje de Elma
a Estados Unidos (1913) el desarrolla una serie de pequeños achaques seguidos
de fuertes dolores precordiales que atribuirá a su "hipocondría" y
sufrirá de una posterior operación a la nariz; posteriormente padecerá de
ciertas hemorragias internas (explicada en ese entonces por haber tragado algo)
y de una extraña enfermedad atribuible a una serie de etiologías posibles, y
definida como una enfermedad sin base conocida con componentes psicológicos
(1917), tras este episodio decide contraer nupcias con Gizella; y finalmente
desde 1929 en adelante se vio permanentemente afectado por dolores de cabeza,
de corazón y dificultades para respirar, alternándose con agotamiento,
desaliento y gran fatiga intelectual y física, las que atribuirá a sus procesos
intelectuales creativos, acompañadas de una sistemática preocupación por el
problema de la muerte.
Sin pretender desarrollar
un análisis caracteriológico, se podría plantear hipotéticamente la existencia
de una estructura narcisista-fálica ("uretral pasiva") adjetivada con
un rasgo esquizoideo "como si" ("óseo activa"), esta última
instaurada en torno al área de la pareja. Estructura de carácter que organizada
en torno a un conjunto de construcciones fantasmagóricas de hijo, pareja,
hermano, discípulo, terapeuta y maestro, y a mecanismos de defensa en la línea
de la formación reactiva, reflejará un conjunto de esquemas de representaciones
con el cual enfrenta la cotidianeidad, y que a partir de un funcionamiento
corporal asintomático, progresa gradualmente hacia lo fálico-narcisita ("uretral
activo"), transitando de este modo por la frontera de lo psicosomático
(tan lúcidamente develado por el mismo) en un largo peregrinaje que incluirá
sus componentes somáticos más comprometidos (nariz-identidad,
cabeza-pensamientos, corazón-amor) (1913), hasta presentizarse con su máxima
crudeza en la anemia perniciosa que lo llevaría a la muerte (linfa-defensas,
sangre-vida).
Mas como fue la constante
de su vida, Ferenczi hizo de este espacio un nuevo lugar de reflexión: su
interés permanente por la brecha de lo psíquico y lo físico, lo condujo a
interesarse por lo histérico, los tics, los fenómenos corporales (tartamudez,
furúnculos, meteorismos, etc), que le permitieron plantear una serie de
consideraciones que posteriormente sentarían las bases de lo que actualmente
conocemos por psicosomática. Siendo el pionero indiscutido de este tipo de
materia, propuso la forma dual de la adaptación psicosomática (Anpassung) entre
mecanismos "autoplasticos", una forma temprana preedípica de adaptación
a través de la propia modificación del organismo, en tanto expresiones de las
memorias del cuerpo no mediadas verbalmente y que "modelan y troquelan la
materia misma de lo viviente", y mecanismos "aloplásticos" como
forma post-edípicas de adaptación, modelándose sintomáticamente en torno a las
interacciones con el mundo exterior (Ferenczi, S., 1921a ).
Los
años Finales
El cincuentenario de
Ferenczi en 1923, marca el inicio de la década final de su vida. Ferenczi y
Rank terminan de escribir "Perspectivas del Psicoanálisis" (1925), el
que inicialmente elogiado por Freud viene a inaugurar una serie de conflictos
al interior del Comité Secreto: el caso Rank con su publicación del Trauma del
Nacimiento (Gay, P., 1988), la publicación de Thalassa: Ensayo sobre una teoría
de la genitalidad (1924), el caso Reik con el problema del psicoanálisis de los
legos, las divergencias entre Anna Freud y Melanie Klein (Gay, P., 1988), la
muerte de Abraham (Freud, S., 1930). Estos eventos impactan profundamente en la
férrea incondicionalidad de los miembros del Comité Secreto, trastocando la
correlación de fuerza imperantes hasta ese momento: Jones-Abraham por un lado,
Ferenczi-Rank por el otro, Eitingon-Sachs más expectantes. No obstante, la
relación Freud-Ferenczi sigue liderando la mayor intimidad vincular del
universo de todos estos hombres, Ferenczi propone analizar a Freud quien sufre
de taquicardia y este conmovido por la oferta declina el ofrecimiento debido a
su avanzada edad (70 años).
Ferenczi es invitado a
Nueva York, lugar al que viaja a dar una serie de conferencias sobre teoría y
práctica del psicoanálisis, y retoma el análisis de antiguos analizandos. Se
encuentra con H.S. Sullivan, y después de un periplo exitoso de casi un año,
pero no exento de dificultades, decide volver a Budapest, pasando por Londres
donde se encuentra con Jones, y su antigua analizando Melanie Klein. Pasa el
verano con G. Groddeck en Baden-Baden y en Berlín se encuentra con Eitingon.
Finalmente visita a Freud en Viena "quien se sentía ofendido de que éste,
ya de vuelta de América, hubiese esperado tanto tiempo para venir a verlo"
(Bokanowski, T., 1997, p. 24). Jones jamás perdonará los comentarios privados
de Ferenczi a Freud sobre su persona, y la animosidad de éste a Ferenczi,
explicada a veces como residuo transferencial de su propio análisis con
Ferenczi, como reflejo de la rivalidad fraterna de Jones, como residuo de
diferencias raciales, o simplemente como vicisitudes humanas afectivas
(envidia, competencia, celos, herida narcisista, etc...), se fortalecerá en los
eventos venideros.
Jones dirá que Ferenczi
mantuvo una postura reservada que "fue el primer indicio de su alejamiento
progresivo de Freud" (Jones, E., 1953), la correspondencia entre ambos
dice: Ferenczi: "Ni el tiempo ni las numerosas tempestades que amenazan en
torno nuestro, podrán alterar de algún modo el vínculo personal y científico
inquebrantable que nos une" (2 de octubre, 1927) , Freud responde:
"Hemos andado un largo camino juntos desde 1909, siempre lado a lado, no
tendría porque ser diferente para el corto trecho que nos resta por
franquear" (25 de octubre, 1927). Ellos tienen 54 y 71 años
respectivamente, y Freud desea que sea Ferenczi quien suceda a Eitingon en la
Presidencia de la Asociación Psicoanalítica Internacional, pero la declarada
posición de Ferenczi en defensa de los analistas no-médicos (al igual que la de
Freud) no lo hace posible.
Ferenczi se encuentra en su
apogeo profesional, organiza un ciclo de conferencias en la Sociedad Húngara de
Psicoanálisis (1928), la que presidía desde hace ya quince años; invita a
conferencista foráneos -entre ellos Wilhelm Reich-, atiende pacientes
regularmente, publica sus textos, viaja para dar conferencias (Madrid, 1928), y
se da tiempo para visitar a Freud cada vez que puede. No obstante él se quejará
de que su trabajo es cada vez más difícil, de la falta de apoyo, de la amistad
de sus colegas. En tanto Freud, resentirá la distancia y la progresiva
marginación de Ferenczi de los avatares psicoanalíticos, así como desarrollará
un creciente malestar por la profundidad del compromiso de Ferenczi con sus
pacientes. La relación pasa por altos y bajos, y a fines de 1930 intercambian
francas correspondencias, en las que dialogan sobre sus divergencias. Ferenczi,
escribe:
"Lo qué sucede en la
relación entre usted y yo (por lo menos para mí) es un enredo de diversos
conflictos de emociones y posiciones. Al principio usted era mi mentor venerado
y mi modelo inalcanzable, por quien albergué los sentimientos de un alumno -
siempre algo confusos, como sabemos. Luego usted fue mi analista, pero como
resultado de desafortunadas circunstancias mi análisis no pudo completarse.
Particularmente lamento que, en el curso del análisis, usted no percibiera en
mi y no pudiera llevar a la abreacción los sentimientos negativos y las
fantasías que sólo fueron parcialmente transferidas" (Ferenczi, 17 de
enero de 1930).
Freud replicará a está
crítica a su tratamiento, pero la relación se limpia, y el intercambio
epistolar se reanuda amistosamente. Ellos tienen 74 y 57 años respectivamente,
pero ambos padecen serios trastornos físicos. Freud frente a la eminencia de su
muerte "le solicita a Ferenczi que asuma la presidencia de la IPA ante tal
eventualidad" (Stanton, M., 1990, p. 46). Ferenczi acepta.
En mayo de 1931, Ferenczi
envía a Freud el borrador de "Confusión de lenguas entre el adulto y el
niño: el lenguaje de la ternura y de la pasión", inaugurando una nueva
serie de discrepancias y desencuentros. Freud responde críticamente al
cuestionamiento implícito a su segunda teoría de la seducción, y al espacio
teórico crucial que se perfila en ese texto: realidad versus fantasía,
maternaje versus neutralidad (Stanton, M., 1990). El dialogo se hace áspero, y
Freud deviene punzante y crítico. Cuestiona el riesgo de la Técnica del beso
(Küstechnick) y amonesta severamente a Ferenczi. No obstante Ferenczi,
rescatará el vínculo: "Después de haber pasado por el dolor ocasionado por
el tono de nuestra correspondencia no puedo sino expresar la esperanza de que
nuestra comprensión personal como amigos y como científicos no haya sido
perturbada por estos desarrollos o, más bien, que ésta pronto se
restaurará" (Stanton, M. 1990, p. 50) . Ferenczi se aísla en su nueva
villa en Buda, y comienza su "Diario Clínico" (1932). Freud escribe
animándolo a salir de su aislamiento, semi crítico "...debe salir de esa
isla de sueños que habita con fantasías de niño, y una vez más unirse a la
lucha por la humanidad" (ibid.), semi seductor, sugiriendo que sea el
Presidente de la IPA. Ferenczi, decide pensarlo pero diez días antes del
Congreso decide retirar su postulación y los esfuerzos de Freud, Brill y
Eitingon para hacerlo cambiar de opinión son estériles. Ocho días después,
Ferenczi visitará a Freud con motivo de la lectura final de "Confusión de
lenguas"(1933b), la entrevista es tensa. Freud solicita que no presente el
articulo al Congreso, ni que lo publique dentro de ese año. Ferenczi no accede
y se desalienta profundamente, sufre de extremo agotamiento y se deteriora
rápidamente. El tiene 59 años, en tanto Freud 76. Deja de tomar notas para su
"Diario Clínico" el 2 de octubre y continua con pacientes hasta fines
de año.
"Su condición empeora
en el Año Nuevo y tiene serias dificultades para caminar y respirar. En febrero
se retira a su lecho y lentamente pierde el uso de sus extremidades. A las
14:30 del lunes 22 de mayo muere repentinamente de una parálisis del sistema
respiratorio ocasionada por la anemia. Es enterrado el 24 de Mayo en el
Cementerio Judío Farkasret, en Budapest" (op. cit, p. 52).
Conclusiones
Una vida es una historia
consistente, congruentemente estructurada. Los antecedentes biográficos de
Ferenczi solo recientemente empiezan a conocerse. Una larga y densa sombra se
ha ceñido sobre la persona de Sándor Ferenczi, en manos de Ernest Jones, y con
el beneplácito de gran parte del mundo psicoanalítico, esa sombra tejió un
manto de oscuridad sobre el más significativo colaborador de Sigmund Freud. A
través de una prosa sutilmente tendenciosa (Jones, E., 1953) entremezcló juicios
laudatorios, con deslices minusvalizantes, devaluatorios o abiertamente
descalificatorios sobre Ferenczi, hasta concluir con un ácido juicio
diagnóstico: personalidad psicótica con tendencias homicidas, sin más
fundamentos que su propia autoridad y el contar con acceso a fuentes privadas
de información. Ni siquiera la confrontación de Fromm, apoyado en antecedentes
fidedignos y testimonios directos modificaron su actitud.
Solo cuando el mundo
analítico se empezó a sensibilizar a este "asesinato de carácter" es
que ha sido posible plantearse interrogantes cuya obviedad hoy por hoy nos
deslumbran: " Si Freud consideraba a Ferenczi y a Rank insanos (tal como
Jones dice que ellos fueron) ¿porqué él -el psiquiátra número uno- no los
trató, tal como habría tratado a cualquiera de sus pacientes psicóticos
-esperando que así lo haya hecho- con gentileza, comprensión y paciencia?
¿Porqué le volvió la espalda al "insano" Ferenczi y se opuso a
estrechar la mano del hombre a quien siempre había llamado su "hijo",
por el hecho de que estaba insano?" (de Forest, I., 1957) ¿Cómo Freud
mantiene una actitud de diálogo y negociación propia de dos teóricos en
divergencia conceptual frente a alguien que daba signos de perturbaciones
psíquicas? ¿Como Freud en 1930, frente a la eminencia de su muerte designa a
alguien con una enfermedad mental como su futuro sucesor?, ¿Como postularlo a
la presidencia de la IPA, esperando que el saliese de su voluntario retiro?, y
¿Como Freud, Eitingon y Brill intentan hacer cambiar de opinión a Ferenczi
cuando este declina postularse a esta presidencia?.
Paradojalmente ni la
biografía de Breuer, ni la de Fliess, ni la de Adler, ni incluso la de Jung,
pueden mínimamente comparase con la riqueza, complejidad y profundidad de la
relación entre Freud y Ferenczi. Tal vez la historia quiera preservar solo la
intensidad de esos otros vínculos como una variable a distinguir, pero incluso
eso aun tendrá que estudiarse. Jones, quizás intentando preservar el legado de
Freud, opaca también la grandeza y humanidad de su maestro, sustrayéndole
aquellos referentes que más lo enaltecen, su capacidad de mantener un vínculo,
estable y profundo, que permitiera el despliegue completo de toda su humanidad.
Pues la relación de Freud con Ferenczi, muestra a un Freud que va más allá de
lo que pudiera experimentar en todos aquellos otros vínculos, testimoniando un
situarse más allá de la "compulsión a la repetición" y una capacidad
de relacionarse genitalmente con un otro.
La relación de ambos
hombres, se vio afectada, sin duda, por sus discrepancias teóricas en el tamiz
de sus particulares personalidades. Pero parece más lógico, pensar que esta
relación revela sus propias estructuras de carácter evolucionando a lo largo de
los años, develando dos personajes en constante productividad intelectual, en
constante autoanálisis y revisión de sus propias humanidades, y reflexionado
sobre ellas para usarlas como parámetros existenciales básicos de cada venidera
elaboración intelectual.
Con la escasa información
con que empezamos a contar, la tesis de la "locura" de Ferenczi se
hace insostenible. No obstante la verdadera historia de la relación
Freud-Ferenczi solo recién se empieza a escribir. Una lectura posible es que
ambos, Freud y Ferenczi, testimonian una relación a la altura de sus
humanidades, y por lo mismo, aunque nos duela en nuestro narcisismo, más allá
de las posibilidades de nuestra comprensión individual. La fragmentación de sus
identidades en un "objeto bueno" y un "objeto malo" ha
impedido por más de medio siglo una aproximación a ellos entendidos como
"objetos totales", con sus aspectos positivos y negativos, y en sus
análisis por tanto hemos proyectado nuestros propios fragmentos escindidos.
Iniciarnos en el descubrimientos de quienes eran estos dos grandes teóricos, tal
vez sea empezar a identificar el camino a recorrer testimoniado por quienes
llegaron más allá incluso de lo que nos sea dable imaginar, en donde sus
encuentros y desencuentros sean un reflejo de las vicisitudes vitales de las
inéditas circunstancias que vivieron. Desmentida última del predominio de los
impulsos tanáticos por sobre los eróticos.
Bibliografía
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Esta Biografía pertenece hasta el año 2015 a Instituto de Desarrollo Psicológico INDEPSI. Publicada en su página web www.indepsi.cl/ferenczi/biografía.htm
ResponderEliminarAño 2016. se Traslada a la Asociación Latinoamericana Sandor Ferenczi. www.alsf-chile.org/
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