jueves, 19 de julio de 2012

Biografías - Sándor Ferenczi PARTE 2



                      Biografía de Sándor Ferenczi por Juan V. Gallardo C.  

                                                            Director de Indepsi

                                                                                          


El drama pasional
Alrededor de sus 31 años, Ferenczi inicia una relación amorosa con Gizella Palos, dando origen así a uno de los capítulos mas desgarradores en su vida. Desgarrador por que testimoniaría con su propia vida aquello que todos sabemos desde siempre: que la "compulsión a la repetición" y el "retorno desde lo inconsciente" se sitúa exactamente en el lugar de donde surge la única opción de trascender la propia historicidad, aprender de la existencia y posicionar, desde la aceptación del "principio de realidad" frente al "principio de placer" que aspira a desmentir las experiencias dolorosas vividas, nuestra imposibilidad de huir del impacto que el brutal encuentro con lo real produce. Desgarrador por que lo situa en el epicentro de una estructura común a todos los terapeutas: su historia, su propio edipo, sus propios conflictos afectivos (Roazen, P.,1975), y él con su denuncia brutal moviliza todas las fuerzas de lo colusivo, del acallamiento, de lo desmentido. Finalmente desgarrador, por que devela descarnadamente ese mismo "Edipo", ya no como metáfora útil en el escenario analítico, sino como estructura "arquetípica" de las vicisitudes de lo humano en la búsqueda de un real encuentro afectivo adulto, más allá de la retórica y la discursividad: la resolución del amor frustrado a la madre y al padre, la renuncia a los fantasmas gratificadores alucinatorios del amor, la renuncia a poseer el "imago" encarnado en reflejos de realidad de la madre, la renuncia al parricidio paterno y a la fantasía inconsciente que lo cree posible y, finalmente la aceptación de la castración, en el reconocimiento de la imposibilidad de ocupar el lugar del padre y la aceptación de que lo real posee ese algo inalcanzable, incognoscible e incontrolable que es la mismidad del otro.
La relación de Sándor con Gizella, se inicia alrededor de 1904, ella a los 39 años, es ocho años mayor que él y está casada con Géza Palos, con quien tiene dos hijas: Elma y Magda. Geza es un hombre enfermo y rehusa divorciarse de Gizella por lo que la relación se moverá dentro de la clandestinidad. Siete años después en Julio de 1911, cuando Sándor tiene 38 años y Gizella 46, Elma Pálos, la hija mayor de Gizella, joven de 24 años, atractiva pero sentimentalmente inestable, se encuentra seriamente deprimida después del suicidio de su amante, por lo que decide consultar a Sándor. Ferenczi se siente intensamente enamorado de ella y comunica a Freud "una casi segura involucración", en la medida que percibe el fracaso de su "neutralidad analítica". El "análisis" rápidamente va quedando fuera de control y Ferenczi, confundido y entrampado entre sus intereses tanto por la madre como por la hija, acude a Freud con la intención de que éste tome a Elma en análisis, cosa que Freud, después de cierta resistencia, decide aceptar e inicia en noviembre de 1911, en Viena.
Este complejo escenario, públicamente silenciado durante largo tiempo, pero sin duda vox populi en su epoca (Erös, F., 1989), en el cual Jones se escudó para sustentar la parcial y malintencionada versión de Sándor Ferenczi, y que permaneció acallado por casi 60 años -más por instigación de los herederos de Freud que los de Ferenczi- solo recientemente se ha hecho público en las Correspondencia Freud/Ferenczi (Haynal, A., 1992) . De tal suerte, surge en la actualidad una serie de retos a la hora de entender correctamente las significaciones implícitas, tanto en lo estrictamente humano, en lo terapéutico, como en la individual evolución de Ferenczi. ¿Puede ser esto entendido como un drama amoroso?, o ¿acaso surge como el entrecruce de lo amoroso con las vicisitudes de procesos contratransferenciales perversos? ¿Es la inevitable disolución de una trasferencia narcisista de Ferenczi desplegada en un escenario donde el saber analítico aun no había incursionado? o bien, como se ha pretendido plantear, ¿es la "exoactuación" de un terapeuta falto de control y antiético?, hipotesis esta última que posteriormente será instrumentalizada para estigmatizarlo como una amenaza potencial a la hegemonía del psicoanálisis. Resulta difícil plantear respuestas en este momento, y solo cabe afirmar que el futuro esperará análisis serios, profundos, criteriosos que intenten dilucidar la estructura de este triángulo -cuarteto si consideramos el rol que Freud habría de jugar en su resolución-, con miras a ofrecer referencias del trayecto desarrollado por el pensamiento de Ferenczi para entender la estructura de lo fronterizo, de la transferencia y contratransferencia en sus manifestaciones más complejas (fronterizas, narcisisticas, perversa y psicóticas).
Gizella estaba dispuesta a renunciar a ese vínculo por la felicidad de ambos, Elma y Sándor, ella no puede darle hijos y esto constituye un deseo por él profundamente anhelado, Ferenczi fluctúa entre sus dudas sobre su elección entre ambas mujeres. Freud analiza a Elma por tres meses, y al término de este Ferenczi retoma el análisis de Elma por cinco meses más. Tiempo en que puede incorporar la interpretación de su "propio complejo maternal" y ponerla al servicio de Elma logrando separarse afectiva y analíticamente de ella. Elma viajará entonces a Estados Unidos donde se casa con el norteamericano Laurvick, al poco tiempo después. Todo el evento dejará una profunda huella en Ferenczi, que retornará secuencialmente en el tiempo. Sándor se casa con Gizella en 1919, cuando tiene 46 años y ella 55. "La convivencia entre ambos jamás se repondría de esta crisis, Gizella herida, sintiéndose ella misma dividida entre su amor a Ferenczi y su amor maternal" (Bokanowski, T., 1997, p. 16).
Triángulo complejo, que se resuelve a la vez que se perpetua fantasmagóricamente en la vida de Sándor, en virtud de un Freud, padre opinante del "querido hijo", Freud terapeuta del amor fantasmático, instaurador de la realidad en la elección del objeto real (continente de pulsiones sádicas hacia una madre originaria narcisista), y que inaugura el retorno de las pulsiones hostiles hacia un padre tempranamente muerto y por tanto, cruelmente abandonador. Más en este lugar, padre que lidiará intensamente por sus intereses refrenando el despliegue del "retorno inconsciente" de la ambivalencia hacia el padre amado, pero también resentido por su pasividad ante el objeto materno, padre que no castrará a su hijo sino que, desde la confrontación de las potencias fálicas, lo incitará a la renuncia del poder fálico infantil imaginario, que signifique la dura aceptación de la propia castración infantil, tan gráficamente significada en la metáfora de "con la ayuda de las paredes contráctiles del recto era obligado a moldear para sí mismo un órgano masculino -el miembro del adversario odiado conscientemente- con el material plástico de los omnipresentes contenidos rectales que no podría remover por sí mismo" (Ferenczi, S., 1919k, p. 95).


La disidencia
Una historia de esta intensidad, necesariamente ofrecería el material para ver disidencia y conflicto a quien quisiera encontrarlos, sin embargo cabe preguntarse si estos habrían sido tales. Empezamos a saber de las convergencias y divergencias de ambos autores a través de sus 25 años de amistad, tanto en lo teórico, lo técnico como lo clínico, pero solo más recientemente estamos alcanzando una visión de conjunto que nos permita comprender el cúmulo de datos para elaborar un análisis que devele al objeto de conocimiento al que tratamos de llegar, más que las características del sujeto que intenta develarlo. Desde esta perspectiva cabe preguntarse si una relación con estos niveles de intimidad y humanidad podría haber sido posible sin que en ella no se hubieran expuesto conflictos típicamente humanos. Sin embargo hablar de "disidencia" o "vicisitudes al interior de una relación" implica ya tomar postura, sea esta ver lo que no existe y se desearía que hubiese existido, o fuera el deseo de negar lo que existió para preservar la idealidad de los objetos.
Históricamente se ha optado por lo primero, fragmentando ciertos datos y considerando por un lado hechos tales como: las admoniciones de Freud a Ferenczi, la censura del primero a la técnica del beso (Küsstechnike), sus severas alusiones a una "segunda adolescencia", sus demandas de no publicación de uno u otro material, o sus comentarios acerca de un Ferenczi que "ya no estaba entre nosotros", hasta el descarnado "gesto de la mano extendida" (Erös, F., 1989), en tanto que por el otro, los comentarios de Ferenczi a Groddeck, sus reproches a Freud por su transferencia no elaborada o mal contenida, sus quejas de un Freud ya no disponible para él, o su en definitiva defensa de las divergencias teóricas a las que en conciencia y a partir de su "no hay un derecho superior a la verdad" no podía renunciar.
No obstante al momento actual de la comprensión de dicho vinculo, solo nos queda partir de la conciencia de la existencia de distintos tipos de discursos que atraviesan e intentan dar cuenta de un hecho real, pudiendo hablar de discursos esquizoides, orales, anales, fálicos, histéricos o genitales; y por otro lado de distintos dominios de discursividad: lo genital, lo neurótico, lo fronterizo o lo psicótico, para intentar un esfuerzo de resituar los datos en un orden comprensivo que nos ilumine la estructura real de dicha relación. Tarea pendiente aún, la que nos remite a una cierta cautela, que bien podría suspender todo juicio transitorio en espera de desarrollos más completos y abarcativos del cumulo de datos, que hoy por hoy empezamos a recabar. Tal vez solo en ese momento podamos dimensionar si dichas divergencias pueden equipararse a aquellas precedentes como la de Fliess, Jung, Adler, Stekel, Rank u otros (en las cuales lo teórico viene a aparecer como el escenario en el cual se despliega "la transferencia en vida" liderada por la "compulsión a la repetición", lo que sugiere una instrumentalización de la relación) ; o si por el contrario revelan posiciones ideológicas, hegemónicas, estratégicas, que colisionan gradual o definitivamente un vínculo particular a partir del despliegue de intereses individuales (en las cuales lo teórico viene a aparecer como "un escenario más de la vida" liderado por las humanidades particulares, sugiriendo vicisitudes de una relación) pero que no cuestionan fundamentalmente la relación a pesar de que transitoriamente la tensionen o lesionen.
Ferenczi, ya desde 1908, año en que conoce a Freud publica su primer artículo psicoanalítico "Psicoanálisis y Pedagogía", que durante su vida solo sería publicado en húngaro, y que sería sistemáticamente ignorado y luego olvidado. En él podemos encontrar "un anticipo de las posiciones que Ferenczi adoptará en el movimiento psicoanalítico" (Balint, M., 1968, p. 14) conteniendo ideas que aun hoy en día parecerían osadas, y antecediendo a un cumulo de proposiciones teóricas que surgidas de su pluma vendría a enriquecer el acerbo del discurso psicoanalítico, aunque no a oscurecer las definiciones fundamentales de dicho discurso: Freud reconoce la participación de Ferenczi en una serie de problemas fundamentales, y Ferenczi expresa sistemáticamente su gratitud al influjo de Freud en su constante producción teórica. Pero Ferenczi era un teórico innovador y profundo, un clínico con un talento poco común, que inevitablemente derivaría a cuestionar profundamente los parámetros técnicos en los cuales se fundaba la clínica analítica de ese entonces, "ofreciendo una serie de concepciones teóricas y técnicas que estarían al origen de una renovación y una mutación de ciertos parámetros teorico-técnicos allí establecidos" (Bokanowski, T., 1997, p.6).
En el límite de las innovaciones técnicas de Ferenczi, al explorar las implicancias de los aspectos transferenciales y contratransferenciales que invadían el espacio psicoterapéutico, se encuentra la propuesta de la "técnica activa" inaugurando la fuente de una profunda discrepancia que en el tiempo conflictuará la relación entre estos dos grandes teóricos. Dicha propuesta si bien inicialmente apoyada por Freud, rápidamente conduciría hacia la consideración de la problemática del fenómeno de la repetición, la regresión y la exoactuación suscitando -incluso más allá de la conciencia de Freud de lo correcto de la propuesta técnica- los temores de que ella lesionara la consolidación del movimiento psicoanalítico al ser aplicada por sujetos no idóneos e inexpertos. La "técnica activa", derivará en la "técnica de la tolerancia y la indulgencia", para finalmente conducir al "análisis mutuo"; en tanto que en lo teórico se abocará a la temática del "trauma y el traumatismo" manteniéndose anclado a la abandonada primera teoría del trauma.
Más un análisis de la trayectoria teórica de Ferenczi, no se condice con la hipótesis de una disidencia entre Freud-Ferenczi. Si se considera la evolución de sus ideas a partir de un primer periodo de contribución a los descubrimientos freudianos (1908-1914), en la cual observamos un Ferenczi aportando con conceptos claves para el andamiaje psicoanalítico -tales como: la introyección (1909), la transferencia (1909), los sueños (1909), el desarrollo y sentido de realidad (1913), el edipo (1912), la homosexualidad (1914), los símbolos (1913), el dinero (1914) entre otros-; observamos que más allá de estos seis primeros años se inicia un otro periodo de desarrollo de su pensamiento y obra (1914-1925). En este progresivamente se configura un pensamiento estrictamente psicoanalítico, que si bien consensuado con el pensamiento freudiano conlleva el germen de una corriente de pensamiento autónoma y personal que cuestiona permanentemente los efectos de la cura psicoanalítica, incursiona en espacios teóricos y técnicos originales, y propone diferentes alternativas en relación a la técnica (1919) y a su aplicación en distintos cuadros clínicos: homosexualidad (1914), histeria (1919), la hipocondría (1919), los tics (1921), los hábitos sexuales (1925), entre otros. Este periodo que finaliza con la publicación de su obra "Thalassa: psicoanálisis de los orígenes de la vida sexual" (1924) "conlleva plenamente la impronta de su originalidad y marca un cambio de giro en la evolución de su pensamiento" (op. cit., p. 33), y da paso al tercer periodo de cuestionamiento y concepción de nuevos conceptos, en el que decididamente el pensamiento ferencziano alcanza otras estaturas, no totalmente concordante, no totalmente divergente, del pensamiento de su mentor. Las propuesta psicoterapéuticas indicativas de la evolución de su técnica, así como sus propias autocríticas en el limite de la eficacia de ellas: análisis activo, la relajación y la neocatarsis, y finalmente el análisis mutual, se acompañan de diferencias de énfasis en la continuidad del pensamiento freudiano, pero no así del pensamiento psicoanalítico, tal como el progreso de la teoría y técnica psicoanalítica lo ha venido a demostrar en las ultimas décadas (Furer, M., 1995).
Desde esta perspectiva, los planteamientos de una disidencia entre Freud y Ferenczi, perfectamente pueden ser sustituidos por la hipótesis del entrecruzamiento biográfico de dos historia extraordinarias, articuladas a la luz de una profunda vinculación afectiva, reflejo arquetípico de las vicisitudes existenciales de una dialéctica parento-filial, en la que la deriva última revela la resolución edípica en su más cruda humanidad. Un hijo que pospone su trascendencia antes que matar a su padre (y por tanto desmentida del parricidio original) y un padre testimoniador de su lucha por conservar la primigenia, sin castrar ni anular la savia nueva que iluminará el tiempo por venir.



El teratoma
Ferenczi a lo largo de su vida, vio progresar en sí, una seguidilla de trastornos somáticos, que a la luz de su relación causal con eventos significativos de su existencia, uno se ve tentado a considerar como expresiones psicosomáticas: después del viaje de Elma a Estados Unidos (1913) el desarrolla una serie de pequeños achaques seguidos de fuertes dolores precordiales que atribuirá a su "hipocondría" y sufrirá de una posterior operación a la nariz; posteriormente padecerá de ciertas hemorragias internas (explicada en ese entonces por haber tragado algo) y de una extraña enfermedad atribuible a una serie de etiologías posibles, y definida como una enfermedad sin base conocida con componentes psicológicos (1917), tras este episodio decide contraer nupcias con Gizella; y finalmente desde 1929 en adelante se vio permanentemente afectado por dolores de cabeza, de corazón y dificultades para respirar, alternándose con agotamiento, desaliento y gran fatiga intelectual y física, las que atribuirá a sus procesos intelectuales creativos, acompañadas de una sistemática preocupación por el problema de la muerte.
Sin pretender desarrollar un análisis caracteriológico, se podría plantear hipotéticamente la existencia de una estructura narcisista-fálica ("uretral pasiva") adjetivada con un rasgo esquizoideo "como si" ("óseo activa"), esta última instaurada en torno al área de la pareja. Estructura de carácter que organizada en torno a un conjunto de construcciones fantasmagóricas de hijo, pareja, hermano, discípulo, terapeuta y maestro, y a mecanismos de defensa en la línea de la formación reactiva, reflejará un conjunto de esquemas de representaciones con el cual enfrenta la cotidianeidad, y que a partir de un funcionamiento corporal asintomático, progresa gradualmente hacia lo fálico-narcisita ("uretral activo"), transitando de este modo por la frontera de lo psicosomático (tan lúcidamente develado por el mismo) en un largo peregrinaje que incluirá sus componentes somáticos más comprometidos (nariz-identidad, cabeza-pensamientos, corazón-amor) (1913), hasta presentizarse con su máxima crudeza en la anemia perniciosa que lo llevaría a la muerte (linfa-defensas, sangre-vida).
Mas como fue la constante de su vida, Ferenczi hizo de este espacio un nuevo lugar de reflexión: su interés permanente por la brecha de lo psíquico y lo físico, lo condujo a interesarse por lo histérico, los tics, los fenómenos corporales (tartamudez, furúnculos, meteorismos, etc), que le permitieron plantear una serie de consideraciones que posteriormente sentarían las bases de lo que actualmente conocemos por psicosomática. Siendo el pionero indiscutido de este tipo de materia, propuso la forma dual de la adaptación psicosomática (Anpassung) entre mecanismos "autoplasticos", una forma temprana preedípica de adaptación a través de la propia modificación del organismo, en tanto expresiones de las memorias del cuerpo no mediadas verbalmente y que "modelan y troquelan la materia misma de lo viviente", y mecanismos "aloplásticos" como forma post-edípicas de adaptación, modelándose sintomáticamente en torno a las interacciones con el mundo exterior (Ferenczi, S., 1921a ).


Los años Finales
El cincuentenario de Ferenczi en 1923, marca el inicio de la década final de su vida. Ferenczi y Rank terminan de escribir "Perspectivas del Psicoanálisis" (1925), el que inicialmente elogiado por Freud viene a inaugurar una serie de conflictos al interior del Comité Secreto: el caso Rank con su publicación del Trauma del Nacimiento (Gay, P., 1988), la publicación de Thalassa: Ensayo sobre una teoría de la genitalidad (1924), el caso Reik con el problema del psicoanálisis de los legos, las divergencias entre Anna Freud y Melanie Klein (Gay, P., 1988), la muerte de Abraham (Freud, S., 1930). Estos eventos impactan profundamente en la férrea incondicionalidad de los miembros del Comité Secreto, trastocando la correlación de fuerza imperantes hasta ese momento: Jones-Abraham por un lado, Ferenczi-Rank por el otro, Eitingon-Sachs más expectantes. No obstante, la relación Freud-Ferenczi sigue liderando la mayor intimidad vincular del universo de todos estos hombres, Ferenczi propone analizar a Freud quien sufre de taquicardia y este conmovido por la oferta declina el ofrecimiento debido a su avanzada edad (70 años).
Ferenczi es invitado a Nueva York, lugar al que viaja a dar una serie de conferencias sobre teoría y práctica del psicoanálisis, y retoma el análisis de antiguos analizandos. Se encuentra con H.S. Sullivan, y después de un periplo exitoso de casi un año, pero no exento de dificultades, decide volver a Budapest, pasando por Londres donde se encuentra con Jones, y su antigua analizando Melanie Klein. Pasa el verano con G. Groddeck en Baden-Baden y en Berlín se encuentra con Eitingon. Finalmente visita a Freud en Viena "quien se sentía ofendido de que éste, ya de vuelta de América, hubiese esperado tanto tiempo para venir a verlo" (Bokanowski, T., 1997, p. 24). Jones jamás perdonará los comentarios privados de Ferenczi a Freud sobre su persona, y la animosidad de éste a Ferenczi, explicada a veces como residuo transferencial de su propio análisis con Ferenczi, como reflejo de la rivalidad fraterna de Jones, como residuo de diferencias raciales, o simplemente como vicisitudes humanas afectivas (envidia, competencia, celos, herida narcisista, etc...), se fortalecerá en los eventos venideros.
Jones dirá que Ferenczi mantuvo una postura reservada que "fue el primer indicio de su alejamiento progresivo de Freud" (Jones, E., 1953), la correspondencia entre ambos dice: Ferenczi: "Ni el tiempo ni las numerosas tempestades que amenazan en torno nuestro, podrán alterar de algún modo el vínculo personal y científico inquebrantable que nos une" (2 de octubre, 1927) , Freud responde: "Hemos andado un largo camino juntos desde 1909, siempre lado a lado, no tendría porque ser diferente para el corto trecho que nos resta por franquear" (25 de octubre, 1927). Ellos tienen 54 y 71 años respectivamente, y Freud desea que sea Ferenczi quien suceda a Eitingon en la Presidencia de la Asociación Psicoanalítica Internacional, pero la declarada posición de Ferenczi en defensa de los analistas no-médicos (al igual que la de Freud) no lo hace posible.
Ferenczi se encuentra en su apogeo profesional, organiza un ciclo de conferencias en la Sociedad Húngara de Psicoanálisis (1928), la que presidía desde hace ya quince años; invita a conferencista foráneos -entre ellos Wilhelm Reich-, atiende pacientes regularmente, publica sus textos, viaja para dar conferencias (Madrid, 1928), y se da tiempo para visitar a Freud cada vez que puede. No obstante él se quejará de que su trabajo es cada vez más difícil, de la falta de apoyo, de la amistad de sus colegas. En tanto Freud, resentirá la distancia y la progresiva marginación de Ferenczi de los avatares psicoanalíticos, así como desarrollará un creciente malestar por la profundidad del compromiso de Ferenczi con sus pacientes. La relación pasa por altos y bajos, y a fines de 1930 intercambian francas correspondencias, en las que dialogan sobre sus divergencias. Ferenczi, escribe:
"Lo qué sucede en la relación entre usted y yo (por lo menos para mí) es un enredo de diversos conflictos de emociones y posiciones. Al principio usted era mi mentor venerado y mi modelo inalcanzable, por quien albergué los sentimientos de un alumno - siempre algo confusos, como sabemos. Luego usted fue mi analista, pero como resultado de desafortunadas circunstancias mi análisis no pudo completarse. Particularmente lamento que, en el curso del análisis, usted no percibiera en mi y no pudiera llevar a la abreacción los sentimientos negativos y las fantasías que sólo fueron parcialmente transferidas" (Ferenczi, 17 de enero de 1930).
Freud replicará a está crítica a su tratamiento, pero la relación se limpia, y el intercambio epistolar se reanuda amistosamente. Ellos tienen 74 y 57 años respectivamente, pero ambos padecen serios trastornos físicos. Freud frente a la eminencia de su muerte "le solicita a Ferenczi que asuma la presidencia de la IPA ante tal eventualidad" (Stanton, M., 1990, p. 46). Ferenczi acepta.
En mayo de 1931, Ferenczi envía a Freud el borrador de "Confusión de lenguas entre el adulto y el niño: el lenguaje de la ternura y de la pasión", inaugurando una nueva serie de discrepancias y desencuentros. Freud responde críticamente al cuestionamiento implícito a su segunda teoría de la seducción, y al espacio teórico crucial que se perfila en ese texto: realidad versus fantasía, maternaje versus neutralidad (Stanton, M., 1990). El dialogo se hace áspero, y Freud deviene punzante y crítico. Cuestiona el riesgo de la Técnica del beso (Küstechnick) y amonesta severamente a Ferenczi. No obstante Ferenczi, rescatará el vínculo: "Después de haber pasado por el dolor ocasionado por el tono de nuestra correspondencia no puedo sino expresar la esperanza de que nuestra comprensión personal como amigos y como científicos no haya sido perturbada por estos desarrollos o, más bien, que ésta pronto se restaurará" (Stanton, M. 1990, p. 50) . Ferenczi se aísla en su nueva villa en Buda, y comienza su "Diario Clínico" (1932). Freud escribe animándolo a salir de su aislamiento, semi crítico "...debe salir de esa isla de sueños que habita con fantasías de niño, y una vez más unirse a la lucha por la humanidad" (ibid.), semi seductor, sugiriendo que sea el Presidente de la IPA. Ferenczi, decide pensarlo pero diez días antes del Congreso decide retirar su postulación y los esfuerzos de Freud, Brill y Eitingon para hacerlo cambiar de opinión son estériles. Ocho días después, Ferenczi visitará a Freud con motivo de la lectura final de "Confusión de lenguas"(1933b), la entrevista es tensa. Freud solicita que no presente el articulo al Congreso, ni que lo publique dentro de ese año. Ferenczi no accede y se desalienta profundamente, sufre de extremo agotamiento y se deteriora rápidamente. El tiene 59 años, en tanto Freud 76. Deja de tomar notas para su "Diario Clínico" el 2 de octubre y continua con pacientes hasta fines de año.
"Su condición empeora en el Año Nuevo y tiene serias dificultades para caminar y respirar. En febrero se retira a su lecho y lentamente pierde el uso de sus extremidades. A las 14:30 del lunes 22 de mayo muere repentinamente de una parálisis del sistema respiratorio ocasionada por la anemia. Es enterrado el 24 de Mayo en el Cementerio Judío Farkasret, en Budapest" (op. cit, p. 52).


Conclusiones
Una vida es una historia consistente, congruentemente estructurada. Los antecedentes biográficos de Ferenczi solo recientemente empiezan a conocerse. Una larga y densa sombra se ha ceñido sobre la persona de Sándor Ferenczi, en manos de Ernest Jones, y con el beneplácito de gran parte del mundo psicoanalítico, esa sombra tejió un manto de oscuridad sobre el más significativo colaborador de Sigmund Freud. A través de una prosa sutilmente tendenciosa (Jones, E., 1953) entremezcló juicios laudatorios, con deslices minusvalizantes, devaluatorios o abiertamente descalificatorios sobre Ferenczi, hasta concluir con un ácido juicio diagnóstico: personalidad psicótica con tendencias homicidas, sin más fundamentos que su propia autoridad y el contar con acceso a fuentes privadas de información. Ni siquiera la confrontación de Fromm, apoyado en antecedentes fidedignos y testimonios directos modificaron su actitud.
Solo cuando el mundo analítico se empezó a sensibilizar a este "asesinato de carácter" es que ha sido posible plantearse interrogantes cuya obviedad hoy por hoy nos deslumbran: " Si Freud consideraba a Ferenczi y a Rank insanos (tal como Jones dice que ellos fueron) ¿porqué él -el psiquiátra número uno- no los trató, tal como habría tratado a cualquiera de sus pacientes psicóticos -esperando que así lo haya hecho- con gentileza, comprensión y paciencia? ¿Porqué le volvió la espalda al "insano" Ferenczi y se opuso a estrechar la mano del hombre a quien siempre había llamado su "hijo", por el hecho de que estaba insano?" (de Forest, I., 1957) ¿Cómo Freud mantiene una actitud de diálogo y negociación propia de dos teóricos en divergencia conceptual frente a alguien que daba signos de perturbaciones psíquicas? ¿Como Freud en 1930, frente a la eminencia de su muerte designa a alguien con una enfermedad mental como su futuro sucesor?, ¿Como postularlo a la presidencia de la IPA, esperando que el saliese de su voluntario retiro?, y ¿Como Freud, Eitingon y Brill intentan hacer cambiar de opinión a Ferenczi cuando este declina postularse a esta presidencia?.
Paradojalmente ni la biografía de Breuer, ni la de Fliess, ni la de Adler, ni incluso la de Jung, pueden mínimamente comparase con la riqueza, complejidad y profundidad de la relación entre Freud y Ferenczi. Tal vez la historia quiera preservar solo la intensidad de esos otros vínculos como una variable a distinguir, pero incluso eso aun tendrá que estudiarse. Jones, quizás intentando preservar el legado de Freud, opaca también la grandeza y humanidad de su maestro, sustrayéndole aquellos referentes que más lo enaltecen, su capacidad de mantener un vínculo, estable y profundo, que permitiera el despliegue completo de toda su humanidad. Pues la relación de Freud con Ferenczi, muestra a un Freud que va más allá de lo que pudiera experimentar en todos aquellos otros vínculos, testimoniando un situarse más allá de la "compulsión a la repetición" y una capacidad de relacionarse genitalmente con un otro.
La relación de ambos hombres, se vio afectada, sin duda, por sus discrepancias teóricas en el tamiz de sus particulares personalidades. Pero parece más lógico, pensar que esta relación revela sus propias estructuras de carácter evolucionando a lo largo de los años, develando dos personajes en constante productividad intelectual, en constante autoanálisis y revisión de sus propias humanidades, y reflexionado sobre ellas para usarlas como parámetros existenciales básicos de cada venidera elaboración intelectual.
Con la escasa información con que empezamos a contar, la tesis de la "locura" de Ferenczi se hace insostenible. No obstante la verdadera historia de la relación Freud-Ferenczi solo recién se empieza a escribir. Una lectura posible es que ambos, Freud y Ferenczi, testimonian una relación a la altura de sus humanidades, y por lo mismo, aunque nos duela en nuestro narcisismo, más allá de las posibilidades de nuestra comprensión individual. La fragmentación de sus identidades en un "objeto bueno" y un "objeto malo" ha impedido por más de medio siglo una aproximación a ellos entendidos como "objetos totales", con sus aspectos positivos y negativos, y en sus análisis por tanto hemos proyectado nuestros propios fragmentos escindidos. Iniciarnos en el descubrimientos de quienes eran estos dos grandes teóricos, tal vez sea empezar a identificar el camino a recorrer testimoniado por quienes llegaron más allá incluso de lo que nos sea dable imaginar, en donde sus encuentros y desencuentros sean un reflejo de las vicisitudes vitales de las inéditas circunstancias que vivieron. Desmentida última del predominio de los impulsos tanáticos por sobre los eróticos.


Bibliografía
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1 comentario:

  1. Esta Biografía pertenece hasta el año 2015 a Instituto de Desarrollo Psicológico INDEPSI. Publicada en su página web www.indepsi.cl/ferenczi/biografía.htm

    Año 2016. se Traslada a la Asociación Latinoamericana Sandor Ferenczi. www.alsf-chile.org/

    En estos momentos está con copyright. Es decir solicitar autorización para su publicación.

    Por favor remitirse a solicitar las autorizaciones a: jgallardo@indepsi.cl wlucero@indepsi.cl

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